Vender y alquilar una propiedad son buenas alternativas para obtener ingresos extra; sin embargo, la opción más conveniente dependerá de las necesidades del propietario
Con la pandemia de Covid-19, que implicó el freno de muchas industrias y causó que miles de personas sufrieran despidos o reducciones en sus salarios, estos últimos meses han sido económicamente complicados para muchos.
Por esta razón, aquellos que cuentan con una vivienda o departamento, ya sea que lo ocupen o no, pueden pensar en rentar de manera total o parcial dicha propiedad, o bien, venderla de una vez por todas.
Lo cierto es que ambas son excelentes alternativas para obtener ingresos extra; sin embargo, la opción más conveniente dependerá de las necesidades y objetivos que tenga propietario en el corto y largo plazo.
En este sentido, Mateo Turanzas, director de Innovación y Transformación Digital de la inmobiliaria Quiero Casa, recomienda que, antes de elegir se fije una meta clara. Es decir, si se pretende obtener una cantidad grande de dinero en poco tiempo; asegurar ingresos constantes, durante al menos un año; o comprar otra propiedad.
De igual manera, es importante definir si la transacción elegida se realizará por cuenta propia o con ayuda de un asesor inmobiliario.
“En cualquier caso, es importante asesorarse por expertos inmobiliarios, porque ellos conocen cómo tasar correctamente; algo que impacta directamente en la rentabilidad y ganancias justas al momento de ponerle precio total a la propiedad o calcular la mensualidad adecuada. Si bien cobran un porcentaje por sus servicios, es más probable obtener precios justos e incluso, implementan tácticas de marketing para que el proceso sea más rápido y efectivo”, resaltó Turanzas.
Asimismo, el experto mencionó algunas ventajas y desventajas de cada opción:
Vender
Poner en venta una propiedad puede ser un gran acierto si ésta se encuentra deshabitada y no se ubica en un área transitada o con fácil acceso a zonas de trabajo; además de que podría representar gastos de mantenimiento, impuestos y catastrales que restan en lugar de sumar.
Del mismo modo, al vender el inmueble se podrá obtener un monto considerable de dinero en poco tiempo. El cual, aunados a otros ahorros, pueden ser reinvertidos en una propiedad con mejor ubicación, tamaño, calidad y que, a la larga, resulte aún más rentable que la anterior.
Por otro lado, si no se cuenta con los documentos de la propiedad en regla, posiblemente se deban enfrentar más gestiones complicadas de las que de por sí ya implica un proceso de compraventa. Y más, si la vivienda en cuestión no se ha terminado de pagar y se pretende traspasar la deuda.
Además, si el dinero que se obtiene con la venta no vuelve a reinvertirse en otro activo refugio o inversión y solo se gasta, se habrá generado una pérdida de patrimonio.
Rentar
La principal ventaja de alquilar una propiedad es que se obtiene un ingreso mensual fijo durante el tiempo que se estipule en un contrato de arrendamiento. Lo cual puede ser de gran ayuda en el contexto actual.
Incluso, si la vivienda no se ha terminado de pagar, la renta puede usarse para pagar la hipoteca y otros gastos extra. Y si ya se ha terminado de pagar, se convierte en un ingreso pasivo; lo que significa que se obtiene dinero sin hacer mucho esfuerzo.
Aunado a lo anterior, la renta de inmuebles, contrario a vender, es un proceso que no implica trámites burocráticos, basta con un contrato claro, de preferencia diseñado por alguien con conocimiento en leyes y un seguro que prevenga de la cobertura por daños.
No obstante, esta opción tiene la principal desventaja del deterioro latente del inmueble. Por ello, es importante ser claro en las cláusulas del contrato; de lo contrario, nadie pagará los daños y habrá que invertir en mejoras o composturas.
“Elegir cualquier alternativa es una decisión inteligente, siempre que previamente, el dueño se informe debidamente”, finalizó Turanzas.