Comprar una propiedad a un precio más bajo puede resultar una atractiva opción, pero debes saber todo lo que implica este proceso de transacción
Por Dinorah Nava Arias
Los remates inmobiliarios o remates hipotecarios son propiedades que se encuentran en un proceso judicial debido a que, en la mayoría de los casos, el propietario dejó de pagar la hipoteca, quedando el inmueble como garantía del cumplimiento del préstamo.
Generalmente estas propiedades se venden entre 20 y 60% por debajo de su valor real, convirtiéndose en una atractiva opción de inversión para muchas personas. Es por eso que antes de tomar una decisión debes tener en cuenta diversos aspectos.
Lo primero que debes saber es que este tipo de inmuebles en conflicto se ponen a disposición de un juzgado, quien da a conocer públicamente todas las características de la propiedad para que los interesados puedan adquirirlos.
En el proceso de remate no interviene ningún banco, ya que quien vende el inmueble es un juez que por instrucciones del banco, y emitiendo un juicio en contra del deudor, solicita que sea puesto a remate público.
El comprador deberá hacer una revisión a detalle del inmueble, así como las condiciones de pago que se realizarán por los impuestos y juicios. De preferencia, acude con un notario para conocer la situación legal de la propiedad e
investiga las razones por las que está en remate.
Debes tomar en cuenta que si la propiedad no está al corriente en los pagos, como comprador deberás cubrirlos. Otro de los aspectos a considerar es que los remates hipotecarios no se pueden adquirir mediante un crédito, por lo que si estás interesado en alguno, tendrás que pagarlo con recursos propios.
Asimismo, antes de comprar un inmueble en remate debes hacer un análisis de mercado con el apoyo de un profesional, conocer su valor comercial y analizar si realmente representa una buena inversión o no.
Lo más recomendable es que acudas con un profesional inmobiliario especialista en este tipo de transacciones, ya que él te podrá orientar durante todo el proceso para evitar cualquier tipo de inconveniente que pudiera presentarse.